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[OPINIÓN]: Feminicidio de Ana María Serrano y los maltratos que sufren mujeres por ser colombianas en México

El caso de Ana María Serrano muestra lo que tienen que soportar las colombianas en uno de los países que más mata y maltrata a las mujeres a nivel mundial.

Ana María Serrano: exigen justicia para víctima de feminicidio en Edomex
Ana María Serrano: exigen justicia para víctima de feminicidio en Edomex Foto: Redes sociales

Ana María Serrano Céspedes fue secuestrada por su ex novio mexicano, Alan Gil Romero, que ya fue detenido por quitarle la vida. Ella fue encontrada sin vida el pasado 12 de septiembre y revela una situación de larga data en el país ‘manito’: el maltrato, secuestro y violencia que sufren muchas mujeres colombianas que son migrantes en México.

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Si bien en el caso de Ana María hay una red de contactos y poder que hace que se agilicen las cosas, en el caso de muchas mujeres colombianas migrantes que fueron asesinadas por sus parejas mexicanas o en circunstancias violentas, muchos casos quedaron atascados en el sistema judicial.

Y para peor: estas mujeres fueron revictimizadas por los medios mexicanos y también instaladas en el imaginario de mujer colombiana igual a prostituta o sexo servidora que se buscó su propia muerte.

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Esto fue lo que pasó en el caso de Stephanie Magon, a quien por supuesto revictimizaron. Era modelo, caleña, fue víctima de trata de personas y su caso ha quedado en la impunidad. También pasó esto con Laura Cristina Ovalle, en 2019, y con Mile Virginia Martín, asesinada por motivos políticos junto a la activista Nadia Vera en la colonia Narvarte en 2015.

Puedes leer: ¿Por qué toda colombiana que se muere en México es una ‘prepago’?

No hubo justicia para su caso y en todos los casos, la prensa mexicana trató de dar el relato de colombianas “en malos pasos”, sea como sexo servidoras, “mujeres de narcos” y por lo tanto, que se ‘merecían’ su propio destino.

El maltrato de las mujeres colombianas migrantes comienza desde que ponen los pies en el Benito Juárez

El estigma del narco, la prostitución, sumado al chovinismo, xenofobia y un inexplicable sentimiento de superioridad del mexicano hacia el sudamericano son determinantes para que los agentes de migración del Benito Juárez abusen de los viajeros y migrantes colombianos. Sea violando sus derechos humanos, sea encerrándolos, sea incluso siendo manoseados apenas salen del avión, como pasa con muchas mujeres. Incluso revisan las conversaciones de WhatsApp o piden dinero.

De hecho, según la Cancillería, el año pasado hubo 19.062 inadmisiones y 1.325 deportaciones. Muchas de ellas absolutamente injustas e inhumanas.

Esto no es todo: el estigma de las ‘colombianas guapas’ hace que muchas inmigrantes sean sexualizadas, fetichizadas y objeto de acosos y violencia en muchos espacios. Que muchas de ellas, con parejas mexicanas, enfrenten todo tipo de violencias, desde secuestros hasta feminicidio.

Y no es por generalizar: hablamos de uno de los países más violentos del mundo con las mujeres. Uno en donde en digna rabia salen a marchar ellas mismas para que no pase y lo queman todo. Hablamos sí, de un país que para 2021 estaba en el puesto 23 de feminicidios, pero que los incrementó desde 2012 a 2016.

De hecho, en Vice, en 2016, se habló en un artículo de un plantón que organizó un colectivo de migrantes en México para protestar por los feminicidios que quedaron impunes, de mujeres migrantes sin la red con la que contaba Ana María Serrano. Una de las colombianas migrantes, Adriana, contaba cómo era el estigma:

Por el sólo hecho de ser colombiana piensan que uno es prostituta, que vienes a robar o a traer drogas. Pero principalmente por ser mujer colombiana piensan que eres prostituta. A veces en los eventos de mi trabajo, la gente que va pasando, de los mismos clientes del lugar, me hacen propuestas, por un ratito me proponen “es tanto”. No estoy en contra de eso; la que lo quiera hacer que lo haga, pero la estigmatización de ser colombiana y trabajar como edecán ya es sinónimo de prostituta y no es así la cosa”, narraba.

La última entrevistada refleja una realidad: el Consulado en México es totalmente inútil y ha brillado por su ausencia en más de diez años de reprobable gestión. Y Ana María, por todo esto, no será la primera colombiana migrante que deba soportar el machismo y la violencia del país ‘manito’ hacia la migrante colombiana.

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