Este miércoles 14 de septiembre, la reina Isabel II, quien murió el pasado 8 de septiembre, será llevada en procesión desde el Palacio de Buckingham hasta el Hall de Westminster, donde su majestad descansará hasta el 19 de septiembre, día del funeral que será transmitido a las 7:00 de la mañana, hora Chile. Pero, ¿será su último adiós tan “importante” para el pueblo como lo fue el de la princesa Diana de Gales?
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El altruismo, sencillez, bondad, amabilidad y ternura de Diana atrapó al planeta desde el instante en el que llegó a la realeza, en julio de 1981. Pese a su timidez, logró cambiar muchas cosas en el Reino Unido, incluso, hasta con su propia muerte. Aunque su título fue solo de princesa, la plebe la coronó como la reina de los corazones. Era admirada y querida, se podría decir que hasta más que su suegra la reina Isabel II.
@mundollenodemisterios Diferencia de la Reyna Isabel y lady di
♬ Only Love Can Hurt Like This (Slowed Down Version) - Paloma Faith
Hoy, 25 años de su fallecimiento sigue siendo recordada con cariño y nostalgia, y te contamos qué la hacía tan especial.
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“Un entierro único para una persona única”
Diana se convirtió en “inmortal” por sus memorables labores de ayuda alrededor del mundo. Pero a los 36 años le llegó la muerte: el 31 de agosto de 1997 en un accidente de tránsito cuando huía de los paparazzis. Su fallecimiento dejó mudo al mundo. Para ese momento, ya tenía un año de divorciada del príncipe Carlos, por lo que su funeral no sería digno de una alteza, sino en la intimidad de la familia.
Sin embargo, la presión del pueblo y la muestra de cariño obligó a la monarquía a lo impensable: darle un funeral de Estado, además era la madre de los herederos al trono, por lo que recibió “un entierro único para una persona única”, como lo calificó un portavoz real. Este ha sido uno de los momentos más históricos para el planeta.
Al cortejo fúnebre de Diana tuvo unos 13 kilómetros de largo, se unieron unos 500 representantes de varias instituciones de caridad con las que la princesa se había involucrado, quienes caminaron detrás del ataúd.
Un mar de flores
Una población enlutada por la trágica muerte, volcó su infinito amor en las afueras del Palacio de Buckingham y de Kensington, donde vivió Lady Di. Un mar de flores se observó. Se estima que dejaron más de un millón de flores. La demanda fue tan alta que el precio de los arreglos florales subió de 10 dólares a unos $150. En Colombia, principal exportador de flores al Reino Unido, aumentó un 20 % la venta de las plantas.
Altruista pura
En 1997, Diana dirigió una campaña para la prohibición mundial de minas antipersonales y de racimo. La princesa acaparó toda la atención del planeta cuando decidió caminar por el campo de minas, además de su encuentro con unos niños que fueron víctimas de estos artefactos explosivos. Se cree que esto fue trascendental para que finalmente en diciembre ese mismo año se firmara el tratado de Ottawa, que prohíbe la adquisición, producción, almacenamiento y utilización de las minas antipersona.
La reina de corazones no pudo ver el resultado tan importante de su labor, que finalmente le permitió a la activista Jody Williams, a cargo del tratado, obtener el Premio Nobel de la Paz. En 2019, el duque de Sussex, Harry, visitó el legado de su madre en Angola.
En contra de la corona por sus hijos en la realeza en criar a sus hijos
La princesa se enfrentó a la realeza por William y Harry. Como cualquier madre era pegada a ellos y siempre quiso que tuvieran una vida normal, pese a los privilegios de pertenecer a la familia real. Les daba lecciones de vida que sabía que sus hijos fuera del Palacio de Buckingham no podrían experimentar. Los llevaba a pasear a Disney World o a comer en Mc Donald’s, acciones que siempre fueron cuestionadas.
Ella también los involucraba en sus acciones caritativas. Diana perdió la custodia de sus hijos tras el divorcio con el hoy rey Carlos III, pero William y Harry estuvieron todo el tiempo tuvieron al lado de su madre.
Filántropa: Cambió la percepción del mundo sobre el VIH y la lepra
Sin temor a nada y solo “protegida” por el amor, la princesa Diana, sin guantes tomó la mano de un paciente con VIH en su visita al hospital Middlesex. Abril de 1987 fue en inicio para que el resto del mundo viera con otros ojos a los enfermos de este síndrome.
Un enfermero del nosocomio afirmó en su momento: “Si alguien de la familia real puede darle la mano a un enfermo de sida en un hospital, alguien en una para de autobús o en el supermercado puede hacer lo mismo”. Hizo la misma lucha contra la lepra. Era la patrona de La Misión de la Lepra, por lo que pasó mucho tiempo con los pacientes en los hospitales que visitó en la India, Nepal y Zimbabwe.
En un momento se expresó sobre la enfermedad: “Siempre ha sido mi preocupación tocar a las personas con lepra, y tratar de demostrar en una simple acción que no son malas ni nos repelen”.