Descubrir una película “chica” dentro de un sinnúmero de películas “grandes”, fue uno de mis deporte favoritos mientras vivía en Nueva York. Salas pequeñas como Film Forum o Cinema Village aún siguen encendiendo sus luces en mi memoria. Ahora que batallo con una cartelera nacional más bien desierta, no me extraña que todo el mundo hable de bajar en Torrent, intercambie teléfonos de dealers de DVD piratas, o compre películas en Amazon.com.
PUBLICIDAD
No hay nada mejor que el otoño para instalar un home theatre. En mi rotativo personal, veo y reveo tres tesoros del “otro” cine americano que hablan, desde una sensibilidad honesta y exquisita, de ese limbo llamado post-adolescencia .
La ya de culto Funny Ha-Ha, de Andrew Bujalski. Para mi gusto el mejor cineasta indi de EE.UU. Fresco y cercano, cuenta la historia de una chica de 20 y algo tan abúlica, desencantada y “normal” como pocas que hayan sido retratadas en el cine contemporáneo.
Recomendados
Luna rosa: ¿cuándo y dónde se podrá ver el plenilunio de abril en su punto más brillante?
¿Cómo explotar tu sensualidad si eres mamá o estás metida en el arquetipo de la madre?
¿Por qué la Generación Z es menos feliz al resto? Nuevo estudio muestra una preocupante situación
La muy cándida Adventurland, de Greg Mottola (el mismo de Superbad). Con esto debería bastar: todo ocurre en un parque de diversiones en el año 87 en algún pueblo de Estados Unidos. Mientras de fondo suena “Amadeus Amadeus“, chico conoce a chica. Una bocanada de nostalgia sin clichés.
La introspectiva Wendy and Lucy, de Kelly Reichardt. La historia de una chica sin trabajo que viaja en su auto hasta Alaska con su perro. Lucy, la perra, se pierde. Wendy la busca. Ahí esta el secreto de esta delicada, y a la vez cruda, historia.