Al final, es todo un asunto de comunidades. De saber arrimarse a los mismos árboles para crecer juntos igual que los champiñones. El inesperado efecto big bang que ha tenido mi carta abierta a Ximena Ossandón publicada aquí, en Belelú, no hace otra cosa que (re)maravillarme ante el poder de la red.
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Con su pobre y monopólica oferta de medios de comunicación, Chile necesita más que nunca de Internet para destapar ideas y molestias ciudadanas. Blogs liberales como éste permiten reaccionar ante algo sin pedirle permiso a nadie, y lo más bonito, encontrando un eco natural y espontáneo en frecuencias vecinas, ya sea Facebook o Twitter.
En esta zona de libre acceso que es Internet, quienes mandan son los lectores. Parece una utopía futurista, pero no lo es. Sin ustedes, mi carta jamás habría viajado tan lejos.
¡Los invito a seguir sintonizados!