La soledad se convierte en un bien preciado después de pasar nueve horas en la oficina, buscamos ese lugar donde poder tener la mente en blanco sin que a nadie le importe. Hata ahí todo bien con nuestro mundo interior, el problema surge cuando nos obsesionamos demasiado con el estar solos y llegamos a un punto tal, que lo consideramos una oportunidad para escapar de la sociabilidad y el amor.
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Cuando son hombres quienes tienen este tipo de personalidad, nosotras comenzamos a rodearlos de misterio, porque no podemos ver a personas que no quieran compartir, tenemos una obsesión por descifrar lo que el otro está pensando. Surgen entonces las preguntas: ¿Será gay? ¿Es demasiado intelectual? Y así muchas más. Los hombres solitarios no sufren con su comportamiento, de hecho disfrutan evitando las relaciones intepersonales. Las que sufrimos somos nosotras porque no entendemos su hermetismo.
Esa soledad no significa que no quieran estar con ninguna mujer, al contrario. Ellos también buscan el amor, pero nunca en forma desesperada. Ellos están esperando a una pareja que los acompañe por siempre, que los cuide y sea la madre de sus hijos. Por eso es que no toman en cuenta a las mujeres que los rodean (y acechan como buitres), porque para ellos el amor tiene que ver con compromiso y jamás con un encuentro corto después de la oficina.
El punto es que la poca sociabilidad y apertura, hace que califiquen a las mujeres sólo en dos grupos: madres y perras. Muy mal. Son torpes a la hora de la conquista y no tienen una inteligencia emocional muy desarrollada. Entonces cuando la mujer que eligieron como madre de sus hijos le señala sus errores, estos en lugar de enojarse, tratan de cambiarlos, todo para alcanzar su objetivo de pareja, nunca como crecimiento personal.
Sus formas de conquista son muy fáciles de descifrar: aprovechan el aura de misterio que los rodea, saben que eso atrae, porque nosotras vamos a querer descubrir qué planes tienen; la torpeza con que se mueven nos enternece; usan mucho el chat y el teléfono para comunicarse (así pueden ser más osados); son cero románticos; no saben de restaurantes, ni lugares para salir; no hablan temas banales; su discurso apunta 100% a la familia y el trabajo; siempre hablan de sus padres (máximos referentes amorosos y a quines más aman); son poco ambiciosos; no tienen historias previas de pareja; necesitan urgentemente formar una familia; son ansiosos sexualmente (no tienen juego previo) y aceptan que ella los guíe.