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Post natal de seis meses… ¡Igual salimos perdiendo!

Hace falta un enfoque global para ir en apoyo de las madres que trabajan.

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No digo que de por sí la iniciativa de alargar el postnatal sea mala. Todo lo contrario; que las mamás puedan estar más tiempo con sus hijos y así tener la posibilidad de, por ejemplo, alargar la lactancia materna.

La medida es buena, pero insuficiente; sin ahondar en opiniones sobre si el proyecto de ley  es o no discriminatorio y los detalles del mismo, me gustaría ir más allá. Hace falta una mirada totalizante que aspire a un apoyo a la maternidad -y a la paternidad- con todo lo que ello significa. Y sin desmerecer en absoluto  el programa Chile Crece Contigo, del gobierno anterior, y que fue un aporte para ciertas familias; hay que decir que  la situación para muchas otras es, por decir lo menos, complicada.

El fuero maternal impide a los empleadores despedir a aquellas mujeres han tenido un hijo hasta que este cumple un año. Pero nada hace la ley para impedir los reemplazos, las evaluaciones, las metas presionadoras, la inevitable desactualización que pueden sufrir quienes se apartan de ciertas labores profesionales para hacerse cargo de las labores de “crianza”. Muchas mujeres quieren tener hijos y los tienen, pero en ellas se encuentra el temor de que al volver, las cosas no serán iguales, y de que el tiempo en casa, es en cierto modo, tiempo perdido.

Yo no tengo hijos y no planeo tenerlos en un futuro cercano. Pero hace unos meses, cuando  me enteré de la iniciativa de alargar el post natal, me enojé harto. No porque me diera rabia que esto favoreciera la lactancia materna y con ello la inteligencia de las generaciones futuras, y el vínculo y todo eso, sino porque quiera o no tener hijos más adelante, me enfrentaré a un mercado laboral que  complejo, machista y competitivo, tendrá ahora un motivo más para no querer contratarme por ser mujer. Aunque no me pague directamente el sueldo incompleto o completo durante los 3 ó 6 meses que dure la vaina, mi empleador tendrá que buscar un reemplazante, capacitarlo y llenar los espacios que esta persona ocupará.

Esto tiene un costo y de cierto modo entiendo a los empleadores que temen a la “Baby Maker”, esa mujer de la que todos hemos oído hablar; que estruja el sistema hasta dejarlo más seco que botella de pisco de  carrete quinceañero; una Susanita encubierta que se consigue un contrato pero en realidad lo que desea es eso, ser mamá, y que trabaja hasta que la guagua cumple 11 meses -o incluso menos- y de repente ¡bam! está embarazada otra vez.

Pero para esas mujeres “raras” y desnaturalizadas a las que nos gusta nuestro trabajo, pero que también queremos ser madres algún día y que no queremos ser la “Baby Maker” de la oficina, repito, el postnatal de 6 meses y la sala cuna a la que podamos optar; son insuficientes.

En primer lugar, la salida de clases. Las jornadas laborales suelen ser extensas, o no lo son tanto pero el horario no se respeta porque el jefe cita a reunión a las 17:57; imposible ir a buscar a los hijos al colegio o siquiera abrirles la puerta y acompañarlos un rato.

¿Qué hacer con las vacaciones? Las de invierno duran apenas dos semanas,  de repente la tía del sur los aguanta o, por último nada más rico que quedarse en cama viendo tele. Pero en el verano ¡son tres meses de calor, encierro y desesperación! Qué decir de los feriados estudiantiles varios (consejo de curso, día del profesor, día de la bandera, día del colegio).

La solución obligatoria para muchos  es buscar a una nana que vea que los niños no se maten y coman algo  peroa la que muchas veces no podemos pedirle que además se preocupe de que hagan las tareas, que ordenen su pieza o que les pregunten cómo están y se den cuenta cuando algo anda mal en el colegio, o todas aquellas cosas relativas al educar que si fuera madre, me gustaría hacer yo misma o el padre de mi(s) hijo(s). Lamentablemente, no todos pueden pagar una nana  y sufren dejando a sus hijos solos o con personas poco aptas para su cuidado, como otros hijos sólo un poco mayores o vecinas que les cobran lo que les pueden pagar y que no están ni ahí con cuidar a los niños.

Los hijos son hijos toda la vida; y si bien la tendencia es que a mayor edad menor dependencia de los padres; un niño de 2 años puede perfectamente enfermarse de tos convulsiva y requerir tantos cuidados como una guagua de 3 ó 4 meses. Hace falta una propuesta que contemple a todas las familias, con hijos de todas las edades, a las mujeres que ganen $100 o $200; para que el país se adapte de una buena vez al mundo del siglo XXI; a que las mujeres salieron de la cocina y de la casa, y que no porque la biología dictamine que son ellas las que tienen útero y glándulas mamarias, quiere decir que tengan que llevarse el peso total de la llegada de nuevas personas al mundo.

¿Qué medidas propondrías tú?

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