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Queridas lectoras, vengo aquí con una misión: romper el mito de la suegra mala onda. ¿Por qué? Tuve la suerte de conocer a dos agradables mujeres, que aunque con una mantenga una relación y la otra no, se robaron un poco de mi corazón. Y bueno, también conocí otras suegras, que fueron más que un siete con mis amigas y amigos.
Es parte del rito nacional conocer a los padres de pololo. Pero conocer a la suegra, para la polola nueva, es la pega más difícil, porque nunca se sabe qué esperar.
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El proceso pasa por como te debes mostrar. Aplicando la teoría de “eres una isla de gran familia”, al menos yo considero que debo ser la persona más correcta. Señorita, cordial, gentil. No es ser perfecta, pero sí ser decente, por sobre todas las cosas.
Pero no sólo es la primera impresión la que cuenta, también depende de la edad en el que eres parte de la vida de su hijo. No es lo misma la reacción de un pololeo de dos niños de 16 a unos de 27.
Cuando se es pequeña, por lo general la suegra termina siendo una segunda madre. Al menos así me pasó cuando tuve una suegra a los 16. De los años pasé con su hijo, ella fue la mejor del mundo. Comidas ricas, paciencia, cariño, conversaciones entretenidas. Pero no hubo tal confianza de mujer a mujer, porque yo era una niña para ella.
Ya de grande, me volví a repetir el plato de tener una suegra excelente. Ella es un amor, me pide ayuda y yo también a ella. Me tiene paciencia cuando paso muchos días con ella y así, no importa que el resto se queja de sus suegras yo he sido feliz con la mía.
Pero no fue amor a primera vista. Gracias a Facebook ella me vio primero. Las fotos eran de un carrete y yo salía siempre con una copa en la mano. Entonces imaginen, si ven a una pendeja con pelo rojo y una copa en la mano, cualquiera tiene un prejuicio. Pero lo rompí cuando le expliqué que ese fue mi único vaso y le demostré con el tiempo que no tenía tolerancia a muchos vasos de alcohol. Puntos para mí.
Como mi suegra es estupenda, llegas al punto de prestar ropa más de una vez. También nos gusta ver películas y tomar mucho café. Podría seguir un rato más de texto contando lo buena que ella ha sido conmigo, pero la verdad es que no es mi objetivo puntual, como le dije al principio, es más común recibir quejas sobre suegras exigente y posesivas a leer que te encontraste con una suegra excelente.
¡Que levante la mano al que le tocó la misma buena suerte que a mi!