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México: Padres desesperados buscan a su hija en La Merced

Temen que haya sido secuestrada y obligada a trabajar en uno de los mayores centros de prostitución de la capital mexicana

Esmeralda Castillo, de 14 años, desapareció en Ciudad Juárez, Chihuahua, el 9 de mayo de 2009. Ella es una de muchas adolescentes que han desaparecido en esa misma ciudad y cuyo paradero se desconoce.

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Desde el día de su desaparición, la familia buscó ayuda de las autoridades de Chihuahua pero no recibió ningún tipo de apoyo. En diciembre de 2011, una persona declaró qué había hablado con la misma Esmeralda quien le pidió que le avisara a sus padres que sería trasladada a La Merced, una de las áreas de la ciudad de México donde se concentra la mayor cantidad de prostitutas y operan redes de trata de personas y explotación sexual. 

Sin apoyo de las autoridades locales ni de la Ciudad de México, la familia Castillo se ha movido a la capital en busca de su hija con sus propios recursos. En una conferencia de prensa organizada por la Asociación Nacional de Abogados Democráticos (ANAD), la familia pidió la ayuda de la ciudadanía para encontrar a su hija, quien presuntamente se encuentra atrapada en las redes de la explotación.

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Según Karla Michel Salas, integrante de la ANAD, en los últimos 3 años han desaparecido decenas de adolescentes en el centro de Ciudad Juárez y lo más alarmante es que todos los sucesos han ocurrido en un área cuyo radio no es mayor a 10 cuadras y comprende las colonias Francisco I. Madero, Durango, Josefa Ortíz de Domínguez y Postal. 

El fenómeno ha crecido de manera alarmante en Ciudad Juárez, una de las áreas más conflictivas del país y con mayor número de crímenes hacía las mujeres del país, pues en 2006 se registraron oficialmente 6 desapariciones mientras que en 2011 fueron 67 los casos reportados, de las cuales 14 resultaron ser asesinatos, mostrando así un aumento del 900% en este tipo de crímen. 

Una situación preocupante y terriblemente triste, pues estos números no reflejan el número verdadero de víctimas ya que muchas familias temen denunciar a los criminales porque tienen la esperanza de que sus hijas vuelvan a casa. Y la verdad, es que quién puede culparlas si la respuesta de las autoridades es nula o deficiente.

 

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