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¿Realmente podemos celebrar el día de la madre?

Los mal nacidos también tienen algo que decir sobre esta fecha.

Los improperios que más duelen son los que aluden a nuestra madre. Los hijos podemos hablar mal de ellas, pero si alguien habla igual de mal, inmediatamente una rabia feroz se apodera de nosotros. Sí, las queremos y a veces enfermizamente, haciendo oídos sordos, ojos ciegos y boca muda para soportar muchas de sus falencias.

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La madre es la causante de varios trastornos de la personalidad. El complejo de Edipo es uno de los más importantes que encajan perfecto en algunos estereotipos como el caso de Norman Bates, el antihéroe de Psicosis, o Seymour Skinner, director de la Escuela Primaria de Springfield.

Por mucho que nos vendan por decreto supremo el día de las madres, hay un número no despreciable de personas que no pueden tener una visión sacra de este rol. La madre es una figura de amor, pero también de autoridad y como nadie enseña a ser madre hay muchas equivocaciones que se aguantan desde la indefensión cuando somos más pequeños.

En los países donde se ha venido devaluando la maternidad, vemos que existe un aumento preocupante de la delincuencia en menores, ya que muchos de estos niños y jóvenes se ven en el completo abandono mientras las madres trabajan, o simplemente se distraen haciendo absurdo eco del imperativo reivindicativo de la “mujer”.

Convertirse en madre es un asunto serio, pero muchas veces la casualidad y la obligación de una sociedad con normativas jurídicas moralizantes, lleva a que muchas de éstas deban asumirse madres sin estar preparadas o simplemente sin querer serlo en absoluto.

Sí, pueden dar en adopción. No obstante la presión de las familias o de la pareja, si es que existe, pueden mantenerla en una posición impuesta dando origen a un hijo no deseado.

Esta realidad es pocas veces asumida. No todas las madres sienten un amor que rompe los límites de lo humano y por supuesto no ha todas las madres su hijo, o hija, les simpatiza.

Muchos llegan al mundo porque la mujer decide concebirlos por el bien del matrimonio, porque piensan que en el futuro no habrá nadie para socorrerlas, o porque hay que ser madre para ser una mujer hecha y derecha.

La idea no es generalizar, pero justamente se hace en el aspecto de que todas las madres son buenas y eso querámoslo o no, no es cierto. Hay factores que favorecen que la maternidad sea simplemente un medio para asegurar mano de obra, distanciándose visiblemente de lo que modestamente un niño, y posteriormente un adulto querría. Y esto, aunque parezca ser una ofensa que ustedes no pueden aguantar, es un hecho que está carcomiendo a la sociedad.

Para remediar lo anteriormente descrito primeramente nosotras, las mujeres, debemos darnos cuenta de lo complejo y profundo que es dar vida y que no se trata nada más de “prestar el cuerpo” como diría Ena o de dirigir y manipular los pensamientos y acciones de los hijos.

Mientras esto no ocurra y por consiguiente las mujeres no puedan decidir plenamente sobre su cuerpo, no obtengan la misma valoración que los hombres y la sociedad en su conjunto no decida caer en cuenta que la crianza no es un asunto de guarderías y escuelas cediéndole la responsabilidad a instituciones públicas o privadas, difícilmente podremos celebrar el Día de la Madre sin algo de escozor en el corazón. El mismo escozor que sentimos cuando nos sacan la madre apelando a los sentimientos más bajos del ser humano.

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