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Bárbara Riveros es realmente un orgullo. Si bien ayer fue un domingo realmente amargo luego de la derrota de Venezuela frente a Chile, la maratonista chilena ayudó, por lo menos a mí, a que el trago fuera un algo más dulce.
La triatlón de Hamburgo, correspondiente a la cuarta fecha del circuito mundial (WCHS), fue la que coronó a Bárbara como la número uno en el ranking de la serie mundial. Si bien resultó quinta en la competencia, ello le dio la puntuación suficiente para instalarse como la mejor de todas y dejar a Chile en lo más alto, con 2498 puntos, quitándole el trono a la canadiense Paula Findlay.
Ayer estuve pegada a la tele durante toda la competencia. Realmente se me inflaba el pecho al ver que la maratonista estaba codeándose los primeros lugares con deportistas de países que realmente se interesan por el deporte, que tienen el dinero suficiente para entrenar y que además, tenían mucho más cuerpo y altura de la pequeña Bárbara. Además, sorprende el corazón que tiene. Primero por su garra de repuntar. Partió algo lenta en el nado, pelando los puesto 14 y 15. Luego agarró vuelo en la bicicleta y se instaló entre las diez mejores, pero mostró el corazón de guerrera en la maratón, donde estuvo segunda en un momento. Pero finalmente quedó quinta, lo que le dió los puntos para ser la primera del mundo.
Bárbara Riveros ahora le dará con todo para continuar marcando el ritmo en la ronda mundial. Lo próximo se viene el 7 de agosto cuando corra la WCHS en Londres, cuando realice el mismo trazado que se recorrerá en los Juegos Olímpicos 2012.