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Sara: La princesa que no quiere volver a usar el velo

Más que por un tema estético o de sumisión femenina, la doncella de Riad no quiere volver a su reino del desierto.

Al igual que en los cuentos de hadas, la vida de las princesas no es tan ideal, sobre todo para aquellas que quisieran llevar otra vida como es el caso de la doncella de larguísimo nombre,  Sara Bint Talal Bin Abdulaziz al Saud.

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Sara – para comodidad de todos- tiene 38 años y es hija de Talal, más conocido como el Príncipe Rojo por su pasado con el nasserismo – movimiento político árabe de corte popular y socialista- sus inclinaciones liberales y el encargado de consentir la infancia de su bella Barbie, como solía llamarla.

Con una crianza de ensueño, fue educada por una gobernanta británica, estudió en la Universidad Rey Saud de Riad y se casó joven con un primo, como es costumbre en Arabia Saudí, del que se divorció pocos años después.

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Era la niña de los ojos de su padre, pero en 2007 por un asunto que la princesa aún no ha querido aclarar, se enfrentó a él y decidió establecerse en Londres junto a sus hijas. Sin embargo, su pasaporte caducó dos años después, su visa venció y hoy corre el riesgo de ser deportada, ya que las autoridades británicas rechazaron su extensión el año pasado.

En la entrevista a The Sunday Telegraph, la princesa que además es sobrina del rey Abdalá y una de los cientos de nietos del fundador de Arabia Saudita, más que expresar una sospecha,  asegura que todo esto sería parte de una estrategia realizada por su familia para devolverla a aquel lugar desértico, donde las mujeres no tienen ni voz, ni derechos, manifestando su convicción de que altos funcionarios saudíes planean secuestrarla y llevarla de vuelta a Riad.

Una de las razones, según lo que ella aduce, se debería a su conducta reformista, aunque no participa en actividades políticas ni de defensa de los derechos humanos.

“He sido víctima de abusos físicos y mentales. Mis haberes han sido congelados. Me acusan de estar en la oposición, con Irán, no han dejado nada. Me han crucificado de todas las formas posibles”, asegura la doncella al semanal británico, por lo que el viernes pasado los abogados de la princesa notificaron al Ministerio del Interior su solicitud de asilo político para ella y sus cuatro hijas.

Desde que su madre murió en 2008, Sara lleva una batalla con su hermano mayor, el príncipe Turki, por la millonaria herencia que dejó evaluada unos 440 millones de euros, además de joyas, propiedades en Arabia Saudí, Suiza, Egipto y Líbano.

Frente a esto, autoridades saudíes le pidieron que regrese a Riad para defender su causa. Pero el asunto puede ir más allá de la pataleta de una princesa mimada. Su petición de asilo tiene que ver principalmente con su forma y las fuertes tensiones que genera dentro de la familia real saudí.

“Soy una amenaza porque soy una reformista desde dentro. Mi manera es la manera islámica moderna”, comenta al periódico.

Aunque la princesa ya sigue las tendencias de la moda occidental y el velo sólo es parte de un lejano mandato en que la sociedad saudí impone a las mujeres su uso, no cuestiona ni la autoritarismo de su tío, ni la de la Sharía, o ley islámica, la misma que se utiliza en el reino para justificar la sumisión de las mujeres.

Pero claro, tampoco se siente parte, ni quiere volver a ello.

Fuente: Princesa Sara: “He sido víctima de abusos físicos y mentales” (El País)

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