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¿Quién es? Marceline Desbordes-Valmore la primera maldita

Es la única mujer incluida en el ensayo Poetas Malditos de Paul Verlaine y fue inspiradora para Arthur Rimbaud, Charles Baudelaire, Dumas, entre otros .

En 1888 el poeta francés Paul Verlaine -famoso por sus escritos inspirados en varios poetas contemporáneos a él, principalmente Arthur Rimbaud quien fuera su amante- lanzó la versión mejorada de “Los Poetas Malditos” donde incluyó a genios de su época; Tristan Corbière, Arthur Rimbaud, Stéphane Mallarmé, a sí mismo con el anagrama “Pauvre Lelian”, Auguste Villiers de L’Isle-Adam y a una sola mujer, Marceline Desbordes-Valmore.

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“Los Poetas Malditos” es una obra compuesta por ensayos sobre el estilo de escritura estos autores, además narra historias de sus vidas, ya que Verlaine conoció personalmente a sus protagonistas. Estos escritores fueron vanguardistas que cambiaron -en parte- la percepción de la poesía romántica, generando nuevas corrientes en su mayoría incomprendidas en su época. Muy pocos daban crédito de sus obras y las ignoraban, eran víctimas de ostracismo por la sociedad parisima. La mayoría terminó sus vidas de manera decadente, sin que su trabajo fuera reconocido, sin embargo, hoy se les reconoce como los últimos genios del siglo XIX.

Uno de estos personajes era Marceline Desbordes-Valmore, la única mujer de la lista de Verlaine. La poeta nació en Douai -una pequeña comuna en la región Norte-Paso de Calais de Francia- el 20 de junio de 1786.  Su padre era pintor pero después de muchos problemas decidió dedicarse a la actuación. Este talento en las artes escénicas se las heredó a su hija quien se mudó a vivir con su madre al archipiélago de Guadalupe. En ese punto de su vida desarrolló su carrera como actriz por decenas de ciudades.

Lamentablemente, esta época no duró mucho. Su madre murió víctima de la fiebre amarilla en 1801 y ella debió continuar sola. Su fascinación por el teatro y la actuación la llevaron a volver a Francia donde se unió a la Ópera Cómica.

Se enamoró de Henri de Latouche, un periodista, poeta y escritor francés con el cual tuvo una larga relación de más de 30 años, pero tormentosa e intermitente de la cual nacieron dos hijos que no sobrevivieron. Ese amor y la pérdida de sus hijos fue el inicio del resto de su vida marcada por el odio y las desgracias. Sin embargo, Marceline se refugió en su obra, sus escritos le daban un poco de aliento entre tanta perturbación.

Por algo el mismo Charles Baudelaire dijo de ella que “Si el grito, si el suspiro natural de un alma escogida, si la desesperada ambición del corazón, si las facultades súbitas, irreflexivas, si todo cuanto es gratuito y viene de Dios bastan para hacer al gran poeta, Marceline Valmore es y será siempre un gran poeta”.

Fue gracias a Latouche que Marceline comenzó a escribir, pero sabía que con él no encontraría más que una relación auto-drestructiva. Luego conoció a Prosper Lanchantin-Valmore, se casó con él y tuvieron tres hijos, de los cuales solo sobrevivió uno.

En 1818 publicó por primera vez, “Élégies et Romances” fue el elegido. Luego vendría Elégies et Poésies nouvelles, Album du jeune âge, Poésies Inédites y varios más.

La poeta tuvo ayuda de importantes personalidades de su época para publicar,  se dice que Madame de Récamier -reconocida en Francia por su Salón literario organizado en París- una de sus promotoras. También la actriz Mademoiselle Mars la habría ayudado a conectarse en la sociedad de esos años. Debemos pensar lo difícil o más bien casi imposible que era para una mujer en aquella época publicar un libro, solo llegar a la oficina de un editor era casi imposible, solo por su género.

Son muchos lo que la criticaron y tacharon su poesía de primitiva, hablando de su falta de talento porque escribía sobre temas como la maternidad y el espíritu femenino que en esos años al parecer no tenía ninguna importancia y se veían como temas banales. Pero eso no les importó a grandes como Víctor Hugo, Dumas, Baudelaire y Sainte-Beuve, todos ellos empujaron su obra y lograron conseguir publicaciones de sus poemas.

Finalmente, a pesar de vivir una vida difícil la poeta logró hacerse conocida y vivir de su escritura. No como debería, sin comodidades pero pudo dedicarse 100% a sus poemas.

El 23 de julio de 1859 Marceline Desbordes-Valmore murió tras una larga agonía producto de un cáncer que la confinó a su departamento de la Rue de Rivoli.

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Una carta de mujer

Te escribo, aunque ya sé que ninguna mujer
debe escribir;
lo hago, para que lejos en mi alma puedas leer
cómo al partir.

No he de trazar un signo que en ti mejor grabado
no exista ya.
De quien se ama, el vocablo cien veces pronunciado
nuevo será.

La dicha sea contigo; yo solo he de esperar,
y aunque distante,
yo me diento ir a ti para ver y escuchar
tu paso errante.

¡Jamás la golondrina al cruzar el sendero
pueda atraparte!
Será mi fiel cariño que pasará ligero
para rozarte…

Tú te vas, como todo se va… Su éxodo emprenden
la luz, la flor;
el estío te sigue; las tormentas sorprenden
mi triste amor.

De esperanza y zozobra suspira mientras tanto
el que no ve…
Repartámoslo bien: a mi me queda el llanto,
a ti la fe.

Yo no quiero que sufras, que está muy arraigado
mi amor por ti.
Quien desea dolores para el ser adorado
guarda odio para si.

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