Podría apostar que la mayoría, por no decir todas las mujeres, han experimentado algún tipo de sincronía menstrual de su ciclo con alguna hermana, amiga o compañera de trabajo, ya sea un par de días antes o después.
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Al menos en mi caso, con todas las mujeres que he generado vínculos estrechos, he tenido algún tipo de sincronía, incluso con aquellas que han tomado pastillas por años y han decidido darse un periodo de alta anticonceptiva. Tanto así, que cuando una de mis hermanas quedó embarazada, mi periodo también sufrió alteraciones.
Pero… ¿Existirá alguna respuesta para este fenómeno?
Hace 40 años, la psicóloga Martha McClintock estudió la sincronización menstrual entre mujeres, aportando sus descubrimientos en la reconocida revista científica Nature (1971). Razón por el cual este fenómeno también es conocido como Efecto McClintock, además de la “Regulación Social de la Ovulación”.
Se cree que esta coordinación ocurre cuando las mujeres conviven durante largo tiempo juntas; hermanas, madre e hija, amigas, compañeras de casa, estudio y trabajo… Un fenómeno que también se ha observado entre animales de laboratorio como ratones y conejillos de indias.
McClintock notó que un grupo de mujeres salvavidas inició la temporada de verano con periodos totalmente diferentes, pero luego de tres meses, todas terminaron menstruando prácticamente en las mismas fechas. Por lo que decidió estudiar este fenómeno con mayor profundidad, realizando una investigación en una residencia universitaria con 135 mujeres.
Los resultados revelaron que después de los 4 meses de convivencia, los ciclos entre las compañeras de habitación y las amigas íntimas comenzaban a sincronizarse y luego de 7 meses, la sincronización ya era completa.
Sin embargo, la falta de conocimientos biológicos de McClintock, retrasó por 27 años la explicación científica que supone a las moléculas como responsables de provocar los cambios menstruales, específicamente las feromonas.
¿El problema? Es que ni siquiera en la actualidad existe un consenso sobre la existencia de feromonas humanas y tampoco han podido llegar a identificarse de qué moléculas se trata ni tampoco qué órgano las detecta en el cuerpo humano. Son, en definitiva, un enigma.
Pero basándonos en el supuesto de que las feromonas humanas existen, la sincronización menstrual entre las mujeres se daría mediante las glándulas apocrinas de las axilas (las del sudor), ya que secretan esta sustancia química de la que se cree pudiera ser la feromona. Éstas podrían influir sobre la hormona responsable de la ovulación, la luteinizante (LH), un retraso o adelanto de su concentración.
1. Las feromonas producidas antes de la ovulación (días 10-13) en las mujeres, acortarían el ciclo ovárico de las demás. (Gracias a la aceleración del pico preovulatorio .concentración máxima- de la hormona LH).
2- Las feromonas producidas justo en la ovulación (días 14-15) tendrían el efecto contrario, alargando el ciclo menstrual de las demás mujeres. (Debido al retraso del pico preovulatorio de la hormona leutinizante)
De todas formas algunos estudios han intentado comprobar esta teoría, alcanzando algunas evidencias como en el caso del Centro de Investigación en California, quienes investigaron la relación entre mujeres que identificaron como aquellas que marcaban tendencia menstrual y las que se adaptaban a sus ciclos. Para demostrarlo, los científicos pusieron durante un día, algodones debajo de las axilas de las voluntarias “Alfa”, para luego ponerlos sobre el labio superior de cinco mujeres, tres veces por semana. Después de 5 meses, 4 de cada 5 terminó por sincronizar su periodo con el de la mujer “alfa”.
¿Sólo un mito?
En el año 2006 un estudio publicado en la revista Human Nature realizó el mismo experimento refutando los resultados de Martha McClintock . En la nueva instancia se siguió durante 1 año a 186 estudiantes chinas y no se encontró ninguna evidencia de sincronización menstrual.
Estudios casi idénticos, resultados contradictorios.
Al parecer, la sincronización menstrual seguirá siendo uno de los grandes enigmas del cuerpo humano, sobre todo para aquellas que compartimos con nuestras amigas la tan incomprendida irritabilidad y qué decir de la terrible hipersensibilidad.
Al menos cuando te falte esa urgente toallita ya sabrás a quién recurrir y cuando tengas mucha pena, ese alguien te comprenderá.
Fuente: Medtempus.com
Foto: (vía Tumblr)