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Desde hace tres años, Boudoir en México ofrece este servicio en nuestro país: fotografía que “resalta la belleza femenina en un modo provocativo, sexy y elegante”, una oportunidad de protagonismo, con un conjunto de fotos como testimonio.
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María Moscoso, directora del proyecto, nos explica de qué se trata, en entrevista para Belelú.
¿En qué consiste el concepto de fotografía boudoir?
No se trata sólo de las imágenes, sino de lo que implica atreverte a posar para este tipo de foto. La idea es hacer algo súper íntimo, es como meterte a la habitación de una chica y vivir ese momento. No puede ser nada demasiado plástico, pero sí buscamos que sea provocativo.
Siempre lo hemos visto como experiencia, porque vale la pena pensar en ti misma como una modelo, aprender a no quejarte de tu cuerpo, conservar las fotos como souvenir… Nuestro trabajo consiste en transformar a la mujer, pero no en plan extreme makeover (tipo de Betty la Fea a Miss Universo), sino que potenciamos la belleza de cada una. Todas son atractivas, todas tienen algo de sexy. Las transformamos de algún modo, pero siguen siendo ellas mismas.
¿Quién se encarga de las fotos?
El director de fotografía es Jorge Lara, pero hay otras personas que colaboran en las sesiones. Muy seguido las chicas nos preguntan quién las va a retratar, si es hombre o mujer. A algunas les da más confianza que sea mujer, porque durante la sesión se encuentran en un estado vulnerable, y con una mujer se sienten más seguras.
Sin embargo, hay un rollo muy sexy en el hecho de que sea un hombre quien tome las fotos: de alguna forma, para el hombre es más fácil captar esa sensualidad. Nuestra idea es nutrirnos con el trabajo de distintos fotógrafos, buscar diferentes estilos.
¿Cómo es una sesión?
Se recomienda a las chicas que lleguen relajadas y tranquilas. Una vez que comenzamos, las consentimos cada minuto. Primero, producción: maquillaje, peinado, vestuario. Ellas eligen las prendas, porque estamos retratando parte de su personalidad. Proponemos diferentes tipos de maquillaje, dependiendo del tipo de foto. Hay cambios de maquillaje y vestuario.
Comenzamos con lo más light y terminamos con lo más provocativo. La sesión dura como tres horas: más que suficiente para alguien que no se dedica profesionalmente al modelaje. Después les entregamos una galería digital y un álbum impreso, muy coqueto.
¿Cuál es el peor enemigo durante una sesión?
Los nervios. Pero, una vez que les mostramos a las chicas las primeras fotos, dan un cambio automático. Cuando descubren lo bien que lucen, se sueltan, sugieren poses o accesorios. En cuanto se rompe la barrera, es mucho más fácil.
Usamos mucha psicología para que todas se sientan cómodas y se vayan con una experiencia padre, de mucho respeto. El fotógrafo nunca las toca. Siempre hay en la sesión una mujer que, con permiso de la cliente, la toca para ayudarla con vestuario.
¿Hay algún requisito para contratar el servicio?
El único requisito es querer hacerlo. No se necesita saber modelar. La diferencia entre otros fotógrafos que hacen algo parecido y Boudoir en México, es el precisamente el servicio: nosotros nos encargamos de la producción, revisamos cambios, armamos juegos, mimamos a las chicas y las ayudamos a encontrar las poses más favorecedoras
No se trata de bajar 5 kilos antes de llamarnos: eso sería una barrera. Se trata de animarse, porque en cualquier momento se puede ser provocativa y sexy.
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