Actualidad

Lentejuelas negras

En medio mundo se han celebrado coloridos carnavales y cada uno tiene una maravillosa reina ¿Soñamos todas con una brillante corona?

Han sido días de luces, desfiles, bailes, lentejuelas, disfraces y fiesta. Media Europa y muchos otros países, donde destaca Brasil, han celebrado carnavales, fiesta de origen cristiano aunque no lo parezca,  que se han extendido por el mundo coincidiendo con el Día de la Mujer.

PUBLICIDAD

No he podido dejar de mirar estas magníficas celebraciones, plenas de diversión, baile y zambomba, y no sé si será que me puse mal las gafas o qué, pero casi todo lo que vi era como en sepia, pese al colorido… Antiguo, digamos.

La fiesta por la fiesta, carnavales de múltiples tamaños, con acentos distintos, para públicos variados y en todos ellos, en los de colegio, en los más tradicionales, en los gays, en los de noche adulta, en los familiares, en los más populares o elegantes, en todos, la figura más destacada es la princesa (y sus variantes), todas quieren ser reinas o reinonas; puras niñas de pelo rubio con corona, o reinas de la noche embutidas en bikinis y plataformas, pero sigue en lo más alto del deseo femenino la aspiración de ser la esposa de un rey que es lo que viene a ser una reina.

Dicen que los estereotipos que persiguen las niñas ahora han cambiado. No sé muy bien dónde está lo nuevo, en el peinado tal vez, porque no veo tanta modernidad en seguir queriendo ser, como en los años 50, una figura de Disney, llámese Blancanieves o Violetta.

Las niñas de medio mundo siguen queriendo tener el cabello largo, quieren cantar y bailar, y llevar kilos de maquillaje brillante, ropa ajustada y sonrisas a juego con los zapatos, para ser admiradas y deseadas y sólo así sentir que han triunfado. Entendiendo triunfar como la que consigue atraer la mayor cantidad de miradas por linda y el beso del chico.

Mientras tanto, en el mundo real, la Agencia de Derechos Fundamentales de la UE da a conocer por primera vez (sí, por primera vez) un estudio que da cuenta de un panorama negro, que desvela realidades negras, que enumera cuestiones negras y que es para llorar lágrimas negras respecto al maltrato en contra de las mujeres de todos los colores. Sólo un dato y no el más atroz, simplemente para entendernos: el 52% de las mujeres en Dinamarca asegura haber sufrido violencia física o sexual ¡En Dinamarca! Imagínate en Ruanda, Burkina Faso, Guatemala o aquí.

Es demoledor, a mí me hace sentir frustrada, engañada, malherida y, sobre todo, tonta. ¿Hacia dónde estoy mirando? Seré idiota, yo tan feminista (según mi padre) prestando atención a los avances en la lucha por la igualdad, siempre atenta a las cuotas de mujeres en el gobierno, pendiente de las mujeres en la ciencia y en el arte. ¡Pelotudeces! Si esto está todo por hacer desde mucho más abajo.

De lo que hay que estar pendiente en realidad es de que no nos manoseen en el metro, de que nuestra pareja no abuse de nuestra buena voluntad así como que no quiere la cosa, de no morir atrapada por las labores domésticas, de soportar las bromas cariñosas de tu jefe sin perder el trabajo. Y eso nosotras que somos afortunadas, independientes y educadas, en otras partes la lucha es para que no las casen antes de los 12 o para que no les corten el clítoris.

Los homosexuales están venga luchar por casarse, bueno cada uno con sus batallas, pero que sepan que las mujeres llevamos años peleando para poder divorciarnos y aún hoy cuesta mucho si hay hijos y no cuentas con dinero propio. Muchas veces una separación te puede costar perderlo todo, hasta el aliento.

No se puede dejar de dar la pelea. Habrá que saltar por encima de la evidente derrota y seguir desde nuestro lugar, el que sea que tengamos, avanzando. No para conquistar al puto príncipe azul, sino por la libertad para ser lo que queramos ser, que nada tiene que ver con ponerse una corona y un vestido, ¿no?.

Venga, no me jodas, no podemos seguir sólo queriendo bailar con el más guapo. Si hasta la Violetta esta ya sabemos cómo va terminar… lengüeteando en pelotas una bolón de metal para combatir el aburrimiento de la sumisión.

No abandonemos nuestros sueños y ambiciones para quedarnos quietecitas al lado de una pareja o por el bienestar familiar donde nuestra encomiable labor sigue siendo no molestar con histerias más propias de la bruja que de la adorable Blancanieves.

Tags

Lo Último