Desde que retomé mis clases de zumba he andado mucho más feliz y motivada por la vida, pero ayer, luego de que Hugo— mi schnauzer cachorro— me despertara mordiéndome el pelo, sentí inmediatamente esa sensación extraña que produce un resfrío y no sabía si tendría el ánimo de hacer ejercicio.
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No hay nada más desagradable que la sensación de dolor de cuerpo. No puedes levantarte, y hasta mover el dedo meñique suena como una osadía que tu cuerpo no pretende permitirse. Luego de estar un rato dando vueltas en la cama, decidí que lo mejor era levantarse y comenzar el día moviéndome. Prendí la radio y me puse a bailar, ¿y qué creen? luego me sentí maravillosamente.
Sin embargo este no era un ejercicio intenso, por lo que buscando por Internet averigüé qué tan malo o bueno puede ser ejercitarse en serio estando enfermo. Aquí va lo que encontré:
- Puedes continuar con la actividad física que querías realizar, pero tomando algunas consideraciones. Si tienes algún tipo de resfriado nasal puedes entrenar, pero si tus síntomas presentan tos muy fuerte, es mejor que hoy no entrenes. A esto se le llama “norma del cuello”, y aunque desconocía su nombre sí la aplicaba. Es un consejo lógico pero útil.
- Si estás como yo, con los síntomas no desarrollados por completo, ocupa la “norma de los 10 minutos”. Date este plazo para hacer ejercicio. Si transcurrido el tiempo te sientes bien puedes continuar, pero si te sientes obstruida o muy agotada será mejor que pares. Nadie quiere que desarrolles una pulmonía.
- Otro punto a considerar es moderar el nivel de tu sesión. Si haces ejercicios suaves ayudarás a mejorar la circulación. De hecho, un entrenamiento liviano puede ayudar a mejorar tu sistema inmunitario.
- También debes ser respetuoso con tu entorno. Si eres de los que va al gym, puedes evitarlo haciendo ejercicios en tu hogar. Para eso te dejamos algunos vídeos de entrenamiento en casa. ¡Disfrútalos!