Actualidad

Vaginismo: vírgenes a la fuerza

Una disfunción sexual que puede combatirse. Averigua cómo.

Mujeres, hoy quiero hablar sobre un tema que involucra a muchas de nosotras, o dentro de nuestro círculo cercano, familia o amigas: el vaginismo.

PUBLICIDAD

El vaginismo es una disfunción sexual femenina mucho más frecuente de lo que la gente piensa. Es un espasmo involuntario de los músculos que rodean la vagina, de tal manera que esta se cierra haciendo que la penetración sea difícil, dolorosa o imposible.

Sus causas radican en el desarrollo de una personalidad con rasgos obsesivos o fóbicos.

El vaginismo está siempre asociado con dispareunia, otra disfunción sexual femenina, que corresponde a fuertes dolores en el momento de la penetración, dolores a los que no se les ha podido encontrar una causa de tipo orgánico.

El dolor es verdaderamente real, y acá se produce un problema con el médico, ya que este no puede tratrarlo al no poder determinar su origen.

Muchas veces las mujeres con vaginismo son hijas de madres autoritarias que les impusieron la idea de que el sexo era pecaminoso y un tema completamente tabú del cual no se podía hablar.

Esto hace que estas mujeres presenten escasa curiosidad por su sexualidad, a veces creen que sus vaginas son pequeñas y vulnerables, por lo tanto solo pensar en una posible penetración, creen que esta resultaría muy dolorosa, que les provocaría un daño.

Por ejemplo, comprenderemos que son mujeres que jamás han intentado introducirse un tampón durante la regla, menos aún hacer una exploración a sus propios genitales.

Por esto no olvidemos qué importante es conocernos, tocarnos, saber lo que tiene nuestro cuerpo, para qué sirve, cómo cambia cuando estamos excitadas, no tiene nada de malo mirarnos, colocar un espejo, sentarnos con calma y poder observar cada punto y parte de nuestra vagina.

Existe otro dato de pacientes con vaginismo, muchas han tenido padres abusadores, dominantes y violentos, pero, ojo, al mismo tiempo, hombres muy seductores, que las obligaron en cierto modo a ser niñas buenas y así evitar las quejas por agresión.

También muchas de ellas son mujeres brillantes profesionalmente, altamente racionales, que desde muy niñas han tenido un conflicto con un embarazo no deseado, ya que este solo vendría en cierta manera a terminar con todo lo laboralmente logrado.

Es decir que son mujeres que han mantenido su virginidad contra viento y marea, privilegiando su desarrollo profesional por sobre el matrimonio, muy respetuosas de la formación religiosa, que respetan a sus padres y que se han protegido en forma inconsciente del daño y las consecuencias que pueden causarles penes y penetración.

Se pueden imaginar cómo sería la primera vez que esta mujer trate de tener una relación sexual. Su noche de boda, será sin duda lo más decepcionante de su vida.

Involuntariamente contraerá los músculos de la vagina, de modo que ni el más potente ni la mejor erección conseguirán pasar esa barrera.

El matrimonio no consumado se define como el trastorno que presenta una pareja, que pese a intentar la realización del coito de manera regular, por lo menos una vez a la semana, no logra la penetración vaginal luego de un lapso que los especialista han fijado entre cuatro y seis meses.

La mayoría de las veces el vaginismo va relacionado con problemas o trastornos psicológicos, como miedo a la maternidad o a ser desgarrada o lastimada.

De manera inconsciente, estos miedos alteran en uno y otro sentido la aproximación sexual, bloqueando esta posibilidad.

El matrimonio no consumado es consecuencia de un vínculo disfuncional, miedo a la intimidad, y de fobia al erotismo, por lo tanto no olvidemos que las disfunciones sexuales no son personales, sino relacionales.

La mayoría de las parejas consultan con un especialista entre el primer y segundo año de matrimonio o vida en común. El resto puede pasar años en esta situación.

Lo más llamativo de esto es que muchas de estas parejas mantienen un buen vínculo sexual, se desean, se excitan, tienen orgasmos, o sea, mantienen relaciones sexuales pero sin coito.

Por lo general el vaginismo lo diagnostica el ginecólogo con un examen, este notará si hay contracción muscular involuntaria por temor al dolor cuando intente examinarla.

Es acá donde estas mujeres llegan a nuestras consultas para ver de qué manera trabajaremos ante un problema que es totalmente solucionable.

Se trabaja con tratamiento psicológico y de cinesiología, es un combinado de relajación, de sensibilización sistemática y terapia de pareja, para abordar ciertas fobias, que pueden influir a la penetración.

Entre otras cosas, se busca eliminar el dolor, lograr mayor amplitud vaginal, con masajes en los puntos de más dolor se presenta. Incluso se usan dilatores de distintos tamaños.

Es importante que en este proceso se involucre la pareja, tanto para el apoyo emocional, como para los ejercicios que serán dados como tarea a realizar en casa.

Se trata de una labor muy larga, una terapia psicológica muy compleja pero muy completa; la noticia buena es que este es un problema que tiene solución.

Mujeres, acá es donde les quiero hacer un llamado. ¿Cómo podríamos evitar el vaginismo?

Soltémonos y hagamos de nuestra sexualidad algo sano y placentero, dejemos de lado todo aquello pecaminoso que solo nos trae miedo y frustraciones para nosotras y nuestros hijos.

Enseñemos de manera simple a mirar el cuerpo, a conocerse, tocarse no tiene nada de malo, todo lo contrario, con una buena educación sexual lograremos hijos más libres, responsables, y sanos, que el día de mañana podrán disfrutar de esta maravilla que tenemos: la sexualidad.

Tags

Lo Último