Moda y Belleza

El cabello corto como una liberación

A veces, el cabello largo es una imposición social muy pesada.

Llevar el cabello corto es algo que aterra a muchas mujeres. Basta ver los primeros episodios de cualquier temporada de American Next Top Model para notarlo. Como regla del show, las chicas tienen que someterse a un cambio de look que será elegido por expertos, y que muchas veces tiene que ver con el largo de su cabellera. La experiencia parece sumamente traumática: hay ruegos, súplicas, llanto, berrinches, disgusto, etc.

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El cabello largo en las mujeres, desde tiempos ancestrales, se relaciona con la feminidad y la belleza. Quizás por ello, los cambios radicales siguen siendo bastante traumáticos para muchas chicas, en un buen día puedes asomarte y ver a alguna niña llorando al ver sus rulos en el piso. Aún cuando se trate del corte de moda. En mi caso, sólo había experimentado un corte de cabello un poco más allá de los hombros, el famoso bob, largo adelante y corto atrás para tratar de remendar un corazón roto. Sí, cliché, porque como bien decía Coco Chanel:

Una mujer que se corta el cabello está por cambiar de vida.

Y con esa esperanza en mente, me dejé a las tijeras del estilista. Quizás mi vida no cambió tanto en ese momento, pero sí me sentí mucho mejor. Después de eso, salir del bob famoso fue una especie de martirio, me llevo casí dos años lograr que creciera mi cabello y por primera vez en la vida notaba que esa relación entre folículos y yo no era algo que debía dar por sentado. Llegué a afirmar:

Nunca volveré a cortarme el cabello.

A veces creemos que nuestra relación con el cabello es perenne. Que gracias al hecho de que somos mujeres, tenemos muchas menos probabilidades de experimentar la calvicie (de un 50% menos) y que así podemos hacerle a nuestro cabello lo que nos plazca una y otra vez, sin olvidar que esa obsesión por él mató a Jean Harlow, y la dejó sin sus hermosos rizos rubios.

Pero sí se nos olvida y un buen día, buscando un cambio, teñí mi cabello de color rojo. Me encantó, lo amé, quería tenerlo así por siempre. Pero no podía ser así y cada vez oía más cosas como que las estilistas notaban cada vez menos abundante mi cabellera, recomendaciones del cuidado del cabello, y por supuesto, yo veía cada vez más claro mi cuero cabelludo asomarse.

El primer consejo que te dice todo el mundo ante la caída del cabello es mantener la calma: ¡¿Pero cómo quieren que me calme si me estoy quedando calva!? Llegué a pensar una y mil veces. Traté de tomar las acciones pertinentes y dejar de mirar todo el tiempo el espejo. Mi intención de no obsesionarme por mi cabello me estaba consumiendo. Ya estaba llegando al punto de querer tomar medidas extremas: si lo que más me daba miedo era perder mi cabello, me raparía yo misma, por mi propia mano y no por una mala jugarreta de los químicos y mis genes.

Y aunque sonaba bien, tengo que asistir todos los días a una oficina conservadora, ¿Cómo iba a eso a funcionar? Aún si me conseguía una peluca para las horas hábiles, se acercaba el verano inminente y dejó de parecer práctico.

Córtame el cabello como Marilyn Monroe.

Le dije al estilista con entre esperanza y desesperación, mientras le mostraba las fotos de la rubia donde más me gustaba su cabello. Era más corto de lo que yo alguna vez lo había tenido en la vida. Pero ella demostraba que tener el cabello corto no es la antítesis de sexy, que eso va mucho más allá. Y el efecto, fue maravilloso.

En primer lugar, creo que nunca había recibido tantos halagos por un corte, ni me había sentido tan libre o con tantas ganas de dejar a mis rizos hacer sus propios disparates. Pero lo más importante: dejé de preocuparme por perderlo. No han pasado ni tres semanas y ya necesito de otro corte. Me siento liberada, aunque también así Miley Cyrus. Eso sí, Ema Watson lo dijo primero

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