Ser una “trota-mundos” despierta cada vez más la curiosidad de muchas mujeres jóvenes movidas por el deseo de ir más allá de todo lo tangible. De un tiempo para acá, me ha tocado leer y escuchar de todo acerca de las personas que se la pasan “del tingo al tango” como dice mi abuela, y la mayoría de las veces estas personas son catalogadas como de mentalidad más abierta, cultas, valientes e independientes.
PUBLICIDAD
Si viajar a otra ciudad o país, es una idea que da vueltas muy seguido en tu cabeza, es momento de empacar y cargar tu mochila. Más allá del por qué, andar por nuevos rumbos tiene varios para qué.
Ampliar caminos es ampliar tu mente
Además de conocer cómo se manejan otras ciudades, con su sociedad, sus reglas y métodos, estás abriéndote a la posibilidad de cambiar y renovar ideas. Lo que antes estaba instalado en tu cabeza como “lo que debía ser” va a tomar un color distinto.
No es lo mismo no estar de acuerdo, teniendo toda la información necesaria para armar un argumento sólido que sólo negar con la cabeza sin haber vivido en carne propia la razón de tu por qué.
Conocer otras personas
Cuando toda nuestra vida nos rodeamos de un mismo tipo de personas con las mismas conductas e ideales, tendemos a pensar que eso es lo normal. Sin embargo, socializar con gente nueva te sensibiliza mucho más con otras formas de pensar.
Por muy diferentes que sean, y aunque no las aceptes todas, los puntos de vista de otras personas enriquecen tu enciclopedia mental y te ayudan a comprender mejor lo que sucede en el país o ciudad en la que te encuentras.
Experimentas un nuevo tipo de libertad
Cualquier decisión que tomes, tiene un nivel de seriedad mucho mayor que las que tomas cuando estás en ambientes que reconoces perfectamente. La responsabilidad de desenvolverte en un lugar distinto te da libertad, sin embargo nunca dejes de escuchar lo que otros tienen que decirte en base a sus propias experiencias.
Rompes con miedos
Lo desconocido da miedo. Es como una reacción natural del ser humano. Así que dar estos pasos no sólo te hace una persona más conocedora, sino más valiente.
Entre otras cosas, aprendes a resolver los problemas por ti misma y afrontar las situaciones para mantenerte en pie y proveerte de lo necesario.
Le das un valor distinto a las cosas
No es lo mismo estar sola en tu casa, a estar sola en una playa paradisíaca. Las cosas toman un significado diferente cuando las vives de mochilazo. La soledad se vuelve tu amiga, los miedos desaparecen y los prejuicios no tienen lugar.
Cruzar la línea entre lo que conoces y lo desconocido es una aventura. Lo más interesante es que las personas que se han atrevido a hacerlo no necesariamente han sido movidos por una oportunidad, sino por un sueño. Han desafiado lo imposible por treparse una mochila en la espalda y sin casi nada de dinero.